La esencia de los belenes

 

> ¿En qué momento un adulto se decide a hacer un Belén?
> ¿Qué le lleva a hacerlo?
> ¿En qué momento Jordi Palli empezó a hacer sus belenes y por qué?

La última pregunta tiene una respuesta fácil, porque el nacimiento de los hijos le sirvió para recuperar aquella ilusión que tenía de niño y que su padre le había inoculado con la misma pasión con la que él hoy la transmite a sus hijos. Este proceso que ha hecho Jordi, lo hemos hecho otras muchas personas de la misma generación, que después de años de arrinconar la tradición lo hemos retomado con una visión antigua y nueva a la vez. Porque esto es lo que hace que una tradición esté viva aunque no lo parezca, porque puede estar larvada en nuestro interior y se activa cuando la biología cultural lo pide. Es en este proceso personal y colectivo donde encontramos respuesta a las dos primeras preguntas.

Pero el acto de “hacer el Belén” toma las características de cada cual y es por eso que nos encontramos que una persona creativa y perfeccionista, como Jordi, no puede hacer un Belén tópico y convencional, sino que lo enriquece con algo más y un significado más. Con la ayuda de otro manitas como era su padre, los dos se alimentaron mutuamente para introducir aquel plus que necesitaban. Así nacieron los belenes con vida, que reflejan paisajes y vivencias personales a través del Belén.

Los que lo conocen profesionalmente quedan maravillados, porque saben que su estilo aparentemente es otro, totalmente diferente, en el cual lo mínimo tiene que expresar lo máximo y en el cual la línea clara es la protagonista. Aparentemente, el peso del concepto, el minimalismo y la línea clara parecen fuera de sus belenes, pero en realidad, están muy presentes; todo está ordenado y calculado al mínimo detalle, nada es accesorio.

La diferencia está en el hecho de que su plástica profesional está vinculada a conceptos de vanguardias y sus belenes a estética tradicional. En el fondo, pero, sus belenes configuran una visión personal del mundo, a través de una mirada particular sobre lugares que le son cercanos, y a la vez lo devuelven a su infancia en un viaje sideral, porque cuando trabaja se convierte en un niño ilusionado con un objetivo estético y un perfeccionamiento de adulto.

—, Albert Domènech